Mis Espacios Educativos

Inicialmente había pensado centrarme en la zona de recreo del centro educativo, pero voy a ser un poco egoísta y le voy a dedicar al aula que habito el tiempo que se merece. El aula de Apoyo a la Integración en la que desarrollo el mayor tiempo de mi labor no es excesivamente amplia, unos 20 m2, más o menos de extensión. Junto a la puerta, que suele mantenerse abierta, en la pared izquierda se sitúan tres muebles de almacenamiento de media altura, donde guardo el material (libros, manuales, cuadernos de trabajo, material manipulativo, juegos, documentación del alumnado...). El centro del aula lo ocupa una mesa de gran tamaño, con seis puestos de trabajo delimitados con seis sillas verdes con acolchado (algo muy valorado por mi alumnado). En la esquina izquierda, junto a la gran ventana que da a la pista de fútbol del patio, se encuentra una mesa de trabajo con ordenador, lapicero, bandeja de papeles..., orientada hacia la pared. En la esquina derecha, encontramos un par de mesas in

¿Para qué aprendemos? ¿Dónde aprendemos? ¿Cuándo aprendemos? ¿Con quién aprendemos? Maravillosas preguntas que debemos realizarnos todos los docentes a la hora comenzar a planificar la enseñanza de distintos aprendizajes, las debemos resolver tanto para nuestros propios aprendizajes como para la enseñanza de nuestro alumnado. Desde mi punto de vista, la pregunta central es ¿cómo aprendemos? , y para su explicación y comprensión contamos con una gran cantidad de investigaciones y estudios que abarcan desde la neurología, la pedagogía y la didáctica; en este sentido, me gustaría destacar, como herramientas fundamentales de aprendizaje, el desarrollo de las funciones ejecutivas, funciones adaptativas y funciones analíticas.  El "¿cómo aprendemos?" se ve condicionado por las siguientes cuestiones:  ¿cuándo? A lo largo de todo nuestro ciclo vital, ya que el aprendizaje no debemos restringirlo a los aspectos más curriculares o académicos; aunque necesitamos la conexión d

Nuestro sistema educativo, es evidente, que ha ido cambiando a lo largo de dos siglos: se han modificado asignaturas, contenidos, evaluaciones por competencias, análisis de los conocimientos previos del alumnado, metodologías activas... Pero aún se le exige al sistema educativo un gran cambio, un cambio de sus cimientos y de gran envergadura, porque nuestras escuelas no consiguen abarcar la realidad social cambiante que se produce generación tras generación. La estructura cerebral de nuestro alumnado actual, e incluso de nuestro profesorado, en apariencia es la misma que la que se tenía en el siglo XIX, pero la forma en que adquirimos los conocimientos y establecemos las redes cognitivas se ha ido modificando, destacando en un principio la revolución industrial, y por otro la revolución tecnológica que vivimos hoy en día. Numerosos estudios destacan como la atención, retención y asimilación de conocimiento de nuestro alumnado se ha modificado notablemente, estos estudios, también a