Inmersión en la gestión de espacios educativos

Nuestro sistema educativo, es evidente, que ha ido cambiando a lo largo de dos siglos: se han modificado asignaturas, contenidos, evaluaciones por competencias, análisis de los conocimientos previos del alumnado, metodologías activas... Pero aún se le exige al sistema educativo un gran cambio, un cambio de sus cimientos y de gran envergadura, porque nuestras escuelas no consiguen abarcar la realidad social cambiante que se produce generación tras generación.

La estructura cerebral de nuestro alumnado actual, e incluso de nuestro profesorado, en apariencia es la misma que la que se tenía en el siglo XIX, pero la forma en que adquirimos los conocimientos y establecemos las redes cognitivas se ha ido modificando, destacando en un principio la revolución industrial, y por otro la revolución tecnológica que vivimos hoy en día. Numerosos estudios destacan como la atención, retención y asimilación de conocimiento de nuestro alumnado se ha modificado notablemente, estos estudios, también apuntan, a un mayor conocimiento de la "producción de conocimiento" lo que conlleva a la preparación del profesorado en unas técnicas determinadas que conllevan una actuación neuronal.

Siguiendo en esta línea, un aspecto que condiciona enormemente el proceso de enseñanza y aprendizaje que se lleva a cabo en las escuelas es el espacio educativo que envuelve este proceso; nuestros cerebros no aprenden con la misma calidad en un ambiente restringido que en aquellos que ofrecen una mayor diversidad e individualización.

Por todo ello, es importante tener una conciencia del entorno que tenemos en nuestros centros educativos, de como los elementos que lo forman influyen, negativa o positivamente, en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en nuestra relación con el alumnado y la comunidad educativa, así como en la creación de un proceso significativo de adquisición de conocimiento.